El sector forestal de Misiones atraviesa uno de sus momentos más críticos. Así lo expresó un empresario de Puerto Rico Romualdo Brandt Forestal San Alberto que, además de ser prestador de servicios de cosecha mecanizada, administra junto a un socio un aserradero. El referente del sector con 20 años en la actividad, describió con crudeza el panorama: durante tres meses consecutivos tuvieron que recurrir a créditos bancarios para pagar sueldos.
“La situación es muy crítica. No hay ventas. La tabla de madera se coloca cuando hay obra pública, y como esa actividad está paralizada desde hace dos años, prácticamente no se vende”, relató.
Según explicó, la mayoría de los aserraderos medianos y pequeños atraviesan el mismo escenario. Algunos que cuentan con corralones propios y pueden vender de forma minorista logran sostenerse con mayor facilidad, pero “los que dependemos de la venta mayorista estamos al borde”.
El empresario destacó además que los costos fijos se vuelven insostenibles: “Tenemos al personal en blanco, certificaciones, auditorías. Todo como corresponde. Pero cuando la producción baja tanto, los números no cierran. Ayer terminamos los pedidos y hoy tengo gente sin trabajo en el galpón”, sostuvo Brandt.
A esta situación se suma la competencia desleal con grandes industrias que, al no poder exportar, vuelcan su producción al mercado interno a precios y plazos imposibles de igualar. “Una empresa como Arauco puede vender a 180 días o en consignación. Nosotros no tenemos espalda financiera para eso. Nos obligan a competir en condiciones desventajosas”, lamentó.
Ajustes en la producción
La caída de la demanda llevó a muchas industrias a reducir la jornada laboral a cuatro días por semana o seis horas diarias, intentando amortiguar el costo de la energía eléctrica, que describió como “carísima” en la provincia.
“Hoy el objetivo no es ganar plata, si no sobrevivir. Es un círculo vicioso: los galpones están llenos de stock, no hay consumo, y si producimos más, no tenemos dónde guardarlo”, afirmó.
La clave: reactivar la obra pública
Sobre posibles soluciones, Brandt fue claro: “La salida inmediata es la reactivación de la obra pública. El sector maderero depende de eso. También debería mejorar la ecuación de la exportación para que las grandes industrias no vuelquen todo en el mercado local”.
Sin embargo, reconoció que el propio presidente Javier Milei es responsable directo del estancamiento de la obra pública, aunque aclaró que aún apoya al gobierno y a las ideas de la Libertad Avanza. “Estoy convencido de que hay que sostener este proceso y darle tiempo. Las reformas son necesarias, pero necesitamos medidas que contemplen a los que producimos”, sostuvo.
El rol de la provincia
Mientras tanto, el Gobierno de Misiones avanza con medidas para contener al sector. En el mes de julio pasado, se bonifico el traslado de exportaciones forestales hacia el Puerto de Posadas con subsidios de entre 200 y 350 dólares por contenedor, además de líneas de crédito por 2.000 millones de pesos con tasas blandas para las industrias. Más de 350 empresas forestales ya fueron beneficiadas.
También se implementaron herramientas de alivio financiero, como la regulación de la tasa de capitalización cooperativa, la revisión de los intereses por mora y la agilización de devoluciones impositivas. Estas acciones buscan mejorar el flujo de fondos de las firmas y dar oxígeno en un momento de retracción económica.
“El respaldo provincial es clave, porque si no tuviéramos estas medidas estaríamos mucho peor”, admitió el empresario. No obstante, remarcó que sin reactivación nacional la situación seguirá complicada: “Podemos resistir un poco más, pero si no se mueve la obra pública, los aserraderos se van a seguir apagando uno por uno”.





