Resistencia a la cuarentena: una mirada desde la psicología
Hace unos días fue noticia el caso de una mujer que caminaba en las calles de Buenos Aires sin permisos, ni barbijo y sin contemplar ninguna de las medidas de seguridad sanitaria decretadas por el gobierno a fin de resguardar a los grupos de riesgo (como las personas mayores) y a la población general de la epidemia reinante. No fue la primera, pero sí uno de los casos más llamativos junto con otros, como el del inquilino del departamento de Olivos que agredió físicamente al sereno del edificio a fin de salir, y así romper el aislamiento preventivo, son los casos extremos y, hasta ahora, parecen ser menos. Mucho se ha escrito sobre el encuadre legal y judicial, y sobre las consecuencias que deberían llegar, es un aspecto importante pero además de la correcta penalización ¿se podría indagar cuáles son los motivos en primer lugar, por los cuáles a ciertas personas deciden flagrantemente violar la cuarentena?
Dos psicólogos estadounidenses Troy Campbell y Aaron Kay se preguntaron eso mismo e indagaron sobre este fenómeno en un artículo para Scientific American. “En este momento, hay una pareja de académicos en una cabaña bien aprovisionada, tomando vino, dando clases virtuales y leyendo sus libros preferidos. Están cómodos, generalmente disfrutan del distanciamiento social. En contraste, están las personas mayores, extrovertidas, y jóvenes encerrados en las ciudades y locaciones rurales carentes de recursos. Ellos tienen miedo y llevan generalmente el distanciamiento social como una experiencia insoportable” ilustran al comienzo del artículo, y caracterizan “en resumen, las personas experimentan niveles diferentes de lo que denominamos ‘aversión a la solución’ cuando se trata de una única instrucción igual para todos para cuidarse del COVID-19”.
Campbell y Kay llevan más de una década investigando y publicando trabajos sobre la ‘aversión a la solución’ entre otros tópicos, sobre el negacionismo al calentamiento global, contaminación del aire, y la violencia con armas. Ellos definen “la aversión a la solución es el fenómeno psicológico en el cual las personas tienden a resistir o negar el problema cuando la solución les resulta reacia”.
Sobre las campañas informativas en el país del norte advirtieron que “con el COVID-19, comunicar el hecho científico de que necesitamos mantener la distancia social es importante, pero no es suficiente” y resaltan “mostrarles gráficos de barras no fue suficiente para alertar sobre el cambio climático, y no va a ser suficiente para el COVID-19”. Los profesionales recomiendan como primera medida “comprender por qué otros experimentan aversión a las soluciones que nosotros no; y descubrir formas de abordar las diferentes aversiones que predominan”.
Para ejemplificar cómo sería tal abordaje, toman dos tipos de personalidades conocidas, introvertidos y extrovertidos. Sobre los primeros señalan “el introvertido estaría twitteando felizmente, ‘¡Esto es para lo que me preparé toda la vida!’, y prosigue a disfrutar de su soledad –mientras probablemente pase tiempo en internet con una comunidad virtual pre-existente. Por otro lado, la ahora estresante situación de ir a comprar a un supermercado, es mucho más difícil para esta persona”.
Sobre los extrovertidos Kay y Campbell resaltaron “no tendría problemas para ir de compras; de hecho, probablemente anhelen ir al mercado para poder hablar un poco con el cajero o alguna interacción social”. En tanto sobre la medida de distanciamiento social en estos casos, los profesionales de salud observan “no ayuda decirles ‘no vayan a reuniones sociales y lean un libro’ en vez de eso, necesitamos reducir su aversión a la solución al proveerles alternativas para que tengan interacciones enérgicas con otros, por ejemplo, hay personas que están teniendo multitudinarias reuniones virtuales, tumultuosas noches de juego con sus amigos por medio de la aplicación Zoom e invitando a desconocidos a unirse- algo que a muchos extrovertidos les resultaría cómodo”.

Las fiestas por videoconferencias se vuelve tendencia y una alternativa idónea para las personas extrovertidas.
Pero los especialistas no se restringen a tipos psicológicos, también se refirieron a las barreras socio-económicas y situacionales que hacen la diferencia en el impacto “ahora mismo, hay un joven de 26 años lidiando con la realidad de estar suspendido, sino despedido, en su trabajo. Y así también hay una persona mayor jubilada, confinada en su casa” continúan “la persona de 26 tiene miedo de no tener dinero para comprar comida por delivery, la persona mayor jamás había usado una aplicación del celular. Para ambas la solución actual es altamente adversa y puede llevarlos a querer creer que el problema no existe”.
Para estos casos concretos los especialistas sugieren “en primer lugar tenemos que ser más sensibles al momento de comunicar indicaciones, segundo, encontrar maneras tangiblemente más fáciles para que ellos vivan el confinamiento” y citan distintas acciones que ya se vienen tomando en esa línea desde el público general “en las redes sociales hay mensajes como ‘¿nunca usaste servicio de entrega a domicilio como Uber Eats? Yo te lo explico paso a paso’ otros están donando a organizaciones caritativas que apuntan a integrar productos esenciales a personas en necesidad. Otros ejemplos, los propietarios que dejaron de cobrar alquiler a sus inquilinos”.

Recomiendan acompañar a las personas mayores en su instrucción digital.
Con respecto a unos de los grupos sociales que más se resiste al aislamiento los adolescentes. Estos "podrían violar la cuarentena, con la misma frecuencia que rompen cualquier sea la norma que le impongan sus padres o la sociedad. Por un lado esto suena ridículo. Uno le preguntaría ‘¿No sabes que salir afuera ahora mata gente!’ Pero nosotros hemos interrogado a jóvenes con la misma incredulidad sobre el uso cinturones de seguridad, uso de drogas y conducir descuidadamente. Preguntas como estas de parte de los adultos es la esencia misma de lo que ‘no va’ para los adolescentes”.
Para atender todas estas complejas y variantes situaciones, los psicólogos cierran el artículo comentando que “reducir la aversión a la solución de ninguna manera es permitir comportamiento o dar motivos a personas para que violen la cuarentena. Sin embargo, ante de la masiva intervención estatal, las motivaciones psicológicas como la aversión a la solución serán los motores del comportamiento de muchas personas en las siguientes semanas. Debemos entender y abordar sus motivaciones.”




