El presupuesto universitario, técnico y científico no cubre las necesidades y supone la continuidad de una política de ajuste

En este informe, te contamos de cuánto fue el desfinanciamiento que sufrió la universidad pública durante la gestión del gobierno de Cambiemos. Según cifras oficiales, se calcula que para este año, Argentina tendrá una educación un 20% más pobre que en 2016.
Equipos de investigación de distintas universidades públicas analizaron el Presupuesto Educativo para mostrar la inversión realmente programada entre 2016 y 2019.
Existen ocho puntos que muestran el empobrecimiento de la educación pública.
La educación en el presupuesto
La educación pierde participación en el presupuesto nacional, de 7,1 por ciento en 2018 a 5,5 en 2019. La tendencia al descenso en esta participación se mantiene desde 2016, con una muy leve excepción en 2017.
El presupuesto educativo del Estado nacional será en 2019, en términos reales, un 17% más bajo que el de 2016 (de 122 mil millones a 101 mil millones). Como en este período la cantidad de estudiantes en todo el sistema educativo habrá aumentado en 500 mil, la inversión educativa real por alumno en el período que va de 2016 (último presupuesto aprobado bajo el gobierno anterior) a 2019 será un presupuesto un 20 por ciento más pobre.
Infraestructura y equipamiento
En 2018 Cambiemos asignó a infraestructura y equipamiento la cuarta parte que en 2018. De 9200 millones de pesos se pasó a 2600 millones para 2019. El Presupuesto para 2018 había sido más alto que el promedio de los años anteriores por la incorporación de proyectos con financiamiento internacional y del Plan Nacional de Arquitectura Educativa: sin embargo, a octubre, transcurrido el 78 por ciento del año, sólo fue ejecutado el 27 por ciento de esos fondos.
Salarios docentes
El Fondo Nacional de Incentivo Docente (Fonid) consta de recursos del Estado nacional que se reparten de manera igualitaria entre todos los docentes del país, para elevar sus salarios. El Fondo de Compensaciones Salariales, por su parte, tiene el objetivo de auxiliar a las provincias más pobres para que alcancen a pagar el salario mínimo. Ambos cayeron en términos reales, tanto en 2018 como en 2019. Esta caída siguió a la decisión del macrismo de suspender la paritaria nacional docente, el espacio en el que gobierno nacional negociaba cada año con los gremios el piso salarial de los maestros y los fondos con que su pago sería garantizado, así como otras condiciones laborales.
Educación Técnica
El recorte de 1500 millones de pesos a la educación técnica amenaza con agravar el abandono de los llamados colegios industriales. El presupuesto del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) baja de 4900 millones a 3400 millones. Con este recorte, el Estado incumple la Ley de Educación Técnico Profesional, que estableció que este fondo no podía ser menor al 0,2 por ciento de los ingresos corrientes previstos en el Presupuesto Anual Consolidado para el sector público nacional. El Presupuesto 2019 le destina sólo el 0,10 por ciento, es decir la mitad del mínimo requerido.
Programas socioeducativos
Se recortaron los fondos destinados a ampliar la jornada escolar, que quedaron reducidos a su décima parte, de 307 millones de pesos a 34 millones en 2019. Algunas acciones fueron traspasadas a otras áreas del Ministerio de Educación, contribuyendo a la reducción de esta partida.
La jornada extendida o completa para las escuelas primarias fue fijada por la Ley de Educación Nacional (26.206). Sin embargo, en 2017 sólo el 22,3 por ciento de las escuelas cumplían con esta condición.
Evaluación educativa
Es la única partida con un importante crecimiento entre 2016 y 2019. Esto se explica por la vocación de realizar costosas evaluaciones censales todos los años. Al estar combinados con la desfinanciación de los programas de mejora, los programas de evaluación se convierten en meros mecanismos de control y sanción.
Universidades
El presupuesto universitario tiene una caída real del 10 por ciento, si se descuentan las partidas que no son comparables con 2018 (9500 millones para pagar salarios y 4 mil millones de "Transferencias varias"). En el ciclo 2016-2019 se observa una tendencia al estancamiento del presupuesto universitario, mientras la matrícula crecía y se ampliaban los requerimientos de inversión por la extensión territorial y social de este nivel.
Becas
Se congeló la partida destinada a becas en el mismo monto que en 2018, lo que implica una reducción del 25 por ciento. En un país con mayor desempleo y pobreza, el impacto de este recorte se agrava.
Becas en cantidades: desde 2016 se viene implementando una política de recortes en la cantidad de becas universitarias otorgadas por la SPU. Durante 2017 se otorgaron menos becas para carreras prioritarias y para bajos recursos que en 2016, año en que también había sido recortadas con respecto al año anterior. Para 2018 se aceleró el recorte sobre las becas para bajas recursos y se dejó de informar en forma independiente la cantidad de becas para carreras prioritarias, integrándolas al Plan Progresar.

La política de recortes también llegó al programa PROGRESAR que hasta el año 2017 se ejecutaba en ANSeS y durante 2018 pasó a depender de la SPU. En 2017 no sólo se detuvo la tendencia creciente del período 2014-2016 sino que además se redujo en 27.748 la cantidad de becarios. Según información recientemente publicada, en 2018, la cantidad de Becas Progresar disminuyó 134.541 con respecto al final de la gestión de Cristina Fernández de Kirchner y en 247.799 con respecto a la cantidad alcanzada en 2016.

 
Continuidad del desfinanciamiento para este año:
El presupuesto total de transferencias corrientes a UUNN asciende a $144.736 millones y el de transferencias de capital sólo a $29,8 millones.  Esto significa un crecimiento nominal de 34,5%.  Si consideramos la inflación oficial prevista para este año, el presupuesto implica una caída real de 0,2%.  Esto supone una caída real del presupuesto universitario de 15,9% en dos años.
 

Salarios docentes:
Considerando la variación real sobre la base de las estimaciones inflacionarias del gobierno para 2019, el proyecto supone una caída del 4,5% en la partida destinada a sueldos docentes y de autoridades (masa salarial docente) respecto del Presupuesto 2018.
Si consideramos la diferencia entre la inflación estimada en el Presupuesto 2018 y la que ahora reconoce el gobierno, esa
caída sería aún mayor: 19,6%. Cabe señalar, además, que el incremento nominal de esa masa salarial está destinado en buena medida a pagar el efecto de anualización en 2019 de los aumentos acordados en 2018 y de la cláusula gatillo del 2017.
Becas:
Se crea un nuevo programa Presupuestario (“Gestión y asignación de becas a estudiantes”) que concentra la gestión de todas las becas del Ministerio de Educación en una Dirección Nacional de Becas Educativas.  En este programa se asignan $67,3 millones para Becas en el exterior en ciencia y tecnología (Bec-Ar) y $97,3 millones para Becas de Posgrado y Perfeccionamiento.
En este este nuevo esquema de funcionamiento después de muchos años desaparecen en el presupuesto las metas de becas para los estudiantes de bajos recursos y de carreras prioritarias. Se reduce el presupuesto y el número de beneficiarios del PROGRESAR ( 35% beneficiarios menos con respecto a 2017).
Finalmente, el Presupuesto 2019 no cubre las necesidades y demandas de incremento planteadas por los sectores movilizados en defensa de la universidad pública. Peor aún, supone la continuidad de la política de ajuste. Una composición oscura e imprecisa del presupuesto, que debería ser explicada por el gobierno, no logra ocultar el recorte de programas y el efecto de desfinanciamiento por inflación.
 

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