Suspende los comodatos
Alerta en El Brete: la EBY ordena desalojar a clubes náuticos históricos
Lo que parecía impensado terminó ocurriendo: la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) decidió avanzar contra instituciones históricas de la costa posadeña y ordenó desalojar a los clubes náuticos de El Brete, que desde hace más de una década sostienen la vida social y deportiva de la ciudad. La medida alcanza al Club Río Paraná, Club Vayruzu, el Astillero Río Libre y al mismísimo Liceo Naval Storni, que desde hace años formaba a generaciones enteras junto al río.
Las notificaciones, que llegaron con carácter de ultimátum, advierten que las instituciones deberán retirar todas sus pertenencias e instalaciones para restituir los terrenos. En algunos casos, como el del Liceo Naval, se concedió una prórroga hasta el 31 de diciembre de 2025, pero con la obligación de entregar los predios libres de deudas y dar por concluido cualquier vínculo contractual. El único club que quedó fuera de la orden fue León Seró.
La indignación es evidente: los comodatos firmados en 2010 y 2012 tenían vigencia por 100 años. Sin embargo, la EBY, ahora bajo la gestión de La Libertad Avanza, decidió rescindirlos de manera unilateral, sin dar explicaciones claras. Los documentos oficiales ratifican que la resolución C.E. N° 21.373/25 sigue firme y que las prórrogas no alteran el rumbo de la decisión.
En el Consejo Directivo de la EBY también hay dirigentes del radicalismo misionero, que se sumaron después de un acuerdo político entre LLA y los que llaman "radicales con peluca".
Indemnizaciones insuficientes y reubicaciones polémicas
Según trascendió, la EBY ofreció indemnizaciones a algunas instituciones y, en el caso del Liceo Storni, la posibilidad de trasladar sus actividades a la Costanera Oeste, sobre el Arroyo Mártires. Pero la propuesta despierta serias dudas: se trata de una zona distante, sin infraestructura adecuada y con riesgos para la seguridad, ya que no está habilitada como balneario.
Lo más grave es que otros clubes directamente no recibieron ni siquiera una oferta de indemnización o relocalización, dejándolos a la deriva tras años de trabajo comunitario.
Una zona codiciada
El trasfondo de la decisión parece estar en la creciente valorización de las tierras de El Brete, que en los últimos 20 años se transformaron gracias, en buena parte, a la actividad de los clubes que hoy se ven obligados a abandonar el lugar. La sospecha es clara: detrás del desalojo estaría el interés de liberar la zona para nuevos proyectos, mientras se ignora la historia y el aporte social de las instituciones afectadas.
La noticia cayó como un baldazo de agua fría en la comunidad náutica y en cientos de familias que encuentran en los clubes no solo un espacio de recreación, sino también un punto de encuentro y pertenencia. “Tenemos comodatos por 100 años, ¿cómo pueden desalojarnos ahora?”, se preguntan dirigentes y socios, en medio de una batalla desigual contra una decisión que amenaza con borrar de un plumazo la vida cultural y deportiva de El Brete.





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