Educar, ¿para reproducir el sistema o para transformarlo?*
*Estereotipos de éxito, belleza y conocimiento que nos imparte la educación actual
Por Esteban Perie
Hace no más de 100 años la educación sistematizada como la conocemos en sus distintos niveles, se ha instaurado como una forma de adoctrinamiento de las masas a fin de orientar el pensamiento y fundamentalmente el sistema económico hacia dónde va dirigido el país.
Esta educación, claramente fue dirigida por una elite conservadora que a fuego y sangre instauró un pensamiento dominante, una historia oficial, un modo de ver la realidad, estableciendo así qué es “lo normal”, qué es lo correcto, o el éxito. En torno a eso, también creó formas de exclusión a quienes no sigan esas reglas, ese modo de pensar y de formarse intelectualmente.
Este doble parámetro, -el de adoctrinar a los ciudadanos por un lado y de excluir a los que no estén dentro del sistema- nos ha llevado por muchos años a seguir reproduciendo un modo de enseñar, de ver la realidad y de ver al otro. Para poner algunos ejemplos: durante cuántos años nos han dicho las maestras que “Colón descubrió América”, durante cuánto tiempo nos han evaluado a todos por igual siendo que todos tenemos distintos tipos de capacidades o dones, que van más allá de una nota en matemáticas o lengua, cuántas veces hemos escuchado que el “éxito” está en estudiar, tener un título, una casa, un auto, irse de vacaciones, etc. todo basado en el consumismo estéril propuesto por un capitalismo salvaje, o lo que comúnmente se denomina, “el sueño Americano”. Este modo de reproducir lo planeado dejan poco margen para re-pensar la sociedad, para debatir lo establecido, para cuestionar ese “sentido común” que, aunque parezca natural sabemos muy bien que no lo es, sino que es una formación que recibimos en nuestras escuelas, facultades, y -de una manera muy violenta- por los medios de comunicación.
¿No hemos pensado acaso en “parar la pelota”, pensar, reflexionar y dejar de seguir reproduciendo todo esto?, que la vorágine del día a día no nos haga olvidar lo importante, lo fundamental: que el educar y recibir educación es, como decía Paulo Freire, crear, crear, y no sólo introducir conceptos y reproducirlos, o como decía un ex presidente Latinoamericano, este proceso no debe ser copia y calco, sino creación heroica. Yace aquí la cuestión: ¿educar para liberarnos o para que nos dominen determinados intereses?
Estas líneas intentan dejar incógnitas, interrogantes los cuales estoy convencido que pronto serán debatidos en nuestra sociedad, no por ser una obligación, sino por ser una necesidad de las nuevas generaciones.
Es común hoy en todos los niveles de la educación actual que el éxito individual está valorado y reconocido por sobre todas las cosas, donde participar de un centro de estudiantes o de una construcción colectiva es “perder tiempo”, defender los derechos estudiantiles es disminuido por las autoridades educativas, donde los mismos docentes no incentivan a la participación, o cuando enseñan economía, lo hacen basándose simplemente en el sistema de producir-ganar, donde no se enseña sobre cooperativismo, economía social y solidaria, o responsabilidad social. Frente a esto, ¿cómo podemos pensar que una persona va a desarrollar valores de cooperación, solidaridad, ayuda mutua, si en ningún momento se los imparten valores y principios?
¿No hemos pensado cuánto valor continúan teniendo las elecciones de rey y reina en las escuelas, producto de los estereotipos de belleza impuestos por la publicidad televisiva de un sistema consumista? ¿No hemos pensado en la presión social que estos estereotipos de belleza y de éxito generan en nuestros jóvenes?
¿No sería una buena medida que en las escuelas se planteen estos temas? que los jóvenes mismos sean los que cuestionen y re piensen los conceptos de belleza, éxito y popularidad. Es necesario que en los distintos niveles educativos se promuevan estos temas de debate, porque los mismos son los principales generadores de frustraciones, violencia , incluso enfermedades, y por sobre todo, limitadores del potencial de los estudiantes, quienes deben amoldarse a la “normalidad” establecida y reproducida constantemente.
Por otro lado, es necesario pensar qué clase de profesionales se están formando en las universidades y terciarios. ¿Será que el único objetivo es poder tener una profesión para ganar buenas sumas de dinero?, ¿Será que la inercia social determina que “si o si” debes tener una “buena” profesión para ser “exitoso” en la vida? ¿Será que esto mueve a los jóvenes a relegar su propia pasión por estudiar determinada profesión o realizar determinada actividad? ¿No será necesario hacer saber a los estudiantes de la educación pública que ellos pueden estudiar gracias a los aportes de miles de ciudadanos, que quizás nunca en su vida puedan pisar una universidad? ¿No será necesario fortalecer los valores de solidaridad y cooperación en los estudiantes para que al terminar su carrera se vean motivados a devolver un poco de todo lo que recibieron a la sociedad, utilizando esos conocimientos adquiridos para ayudar a toda la comunidad? ¿No será necesario implementar en cada escuela, universidad o centro de formación propuestas educativas sobre cooperativismo, economía social, participación social y solidaria?
Para pensar en un futuro con una sociedad más solidaria, con mayor empatía y más equitativa tanto en el acceso a las oportunidades como en las relaciones sociales, debemos replantear qué educación estamos brindando a los jóvenes. Y si queremos eliminar el machismo, la violencia entre los jóvenes, la violencia institucional, la violencia de género, enfermedades como la bulimia y la anorexia productos de la imagen perfecta de las mujeres y hombres que se reproducen en los medios, si no queremos ciudadanos apáticos de la necesidades de los demás, o profesionales que le interese solamente enriquecerse sin importar a que costo, necesariamente debemos erradicar los estereotipos de belleza, de éxito, de economía, donde sean los mismos jóvenes llevando adelante estos planteos en los distintos niveles educativos.
*Estudiante, miembro de la Cordinadora Provincial de la Juventud Misiones
Coincido totalmente…! Es muy importante reflexionar acerca de qué clase de profesionales promueve nuestro país y para qué, creo que es la gran pregunta!! Felicitaciones Esteban Luis Perié por invitarnos a reflexionar sobre este gran tema!!! Que bueno sería que el debate se ampliara y se enriqueciera con más participación de sectores sociales y políticos, en pos de construir una Argentina más Justa, más Libre y más Soberana!!
como puede ser que todavía evalúen a todos por igual con los mismos metodos de hace 50 años??